viernes, 10 de junio de 2011

La sistemática, una disciplina olvidada.

Cuando se habla de ciencia, lo primero que se nos viene a la cabeza es la imagen de un hombre, (muy  pocas veces una mujer) con su delantal impecable y su correspondiente tubo de ensayo en la mano y su microscopio al lado. Pero lejos de ser sólo eso, es algo más. Todos piensan que un científico se resume en un laboratorio. Grave error. Nuestro mundo y el universo es un gran laboratorio para quienes deseen generar conocimiento. Es así, también, que  se miran muchas disciplinas dentro de ella.

Quienes alguna vez no se preguntaron  ¿de donde vienen esos nombres tan raros con que se clasifican los organismos? ¿Qué hay detrás del nombre científico de ellos?

La sistemática en una disciplina que lleva muchos años y tiene un trasfondo filosófico muy potente principalmente por que se basa en la observación de lo que nos rodea, lo que conlleva a asumir que todo lo que observamos es real y no es parte de nuestra imaginación.

La sistemática se encarga  de la forma en que se clasifican los organismos vivientes y establece convenios para la nomenclatura y la clasificación de los seres vivos.

Desde Linneo, a quien se le adjudica el titulo de padre de la sistemática, ya que propuso los principales nombres de las especies que conocemos hoy, la sistemática ha experimentado una gran revolución dentro de sus postulados, con el objetivo principal de esclarecer y establecer cánones para la clasificación.

En primera instancia, muchos pensaran entonces, que tiene de útil la sistemática mucho mas allá de ponerle nombre a los organismos.

Como mencioné anteriormente, la generación de conocimiento no implica directamente una finalidad. Pero a partir de este conocimiento se puede extrapolar un sin fin de utilidades, y es ahí donde quiero llegar.



Saber el nombre de una especie, principalmente por las características intrínsecas de ella, es muy elemental. Así la sistemática otorga herramientas muy particulares que se camuflan dentro de otras disciplinas mas llamativas y mas conocidas para las personas como son el campo de la Biología o la Botánica.

Por ejemplo, cuando pandemia  provocada por el virus AH1N1 tuvo lugar en los años 2009-2010, el enfoque principal era como combatir y prevenir los efectos de ésta, la primera tarea fue diferenciar el tipo de virus. Esto conlleva un análisis exhaustivo de las  principales características moleculares que presenta el virus que lo diferencia de otros virus del tipo influenza. Una tarea que perfectamente la puede hacer un virólogo, bioquímico o un tecnólogo medico que silenciosamente  se cubre en  alero estricto de las bases de la clasificación de los virus.

Otros ejemplos de las utilidades de la sistemática dentro de campos relevantes son en la entomología ya que gracias a ella se han determinado tipos de moscas y mosquitos que afectan la salud de las personas, así también como los vegetales y carnes que consumimos. Claro que el tópico en el que caen estos eventos, ninguno alude a la sistemática como tal.
Lamentable es pues,  que no se reconozca  o valore la utilidad de esta disciplina de la ciencia algo olvidada, que se refleja en el poco interés en esta área de estudio, a pesar que brinda grandes herramientas que no sólo van mas allá  que ponerle nombrecitos complicados a los seres vivos.

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